martes, 22 de marzo de 2016

EDUCACIÓN DE CALIDAD. PERO... ¿QUÉ ES LA CALIDAD EN EDUCACIÓN?


De un tiempo a esta parte la palabra "calidad" se ha convertido en un epíteto que acompaña inseparablemente a la educación. Ya en el 2002, el gobierno promulgó la Ley Orgánica de Calidad de la Educación, aunque finalmente no llegó a implantarse en nuestro país. Unos años más tarde, a comienzos del curso 2011/2012 se producen una serie de reivindicaciones y protestas, conocidas como "marea verde", en respuesta a los recortes presupuestarios en educación. El principal lema que esgrimían los manifestantes en sus pancartas era "Por una educación pública de Calidad". Y apenas un año más tarde, concretamente el 2013 se vuelve a realizar un nuevo intento legislativo por parte del gobierno con la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa, ésta sí implantada y en vigor. Como guinda para este pastel tenemos a muchísimos colegios que tienen implantados Sistemas de Gestión de Calidad, siendo acreditados como tal por empresas especializadas que les realizan auditorías anualmente.

Todo esto me lleva a mí a realizarme toda una serie de cuestiones y planteamientos. ¿Qué significa que la educación sea de calidad? ¿Qué se necesita para que la educación que reciben nuestros hijos sea de calidad? ¿Porqué algunos maestros consideran que sus clases no son de calidad?

Algunas de las demandas más recurrentes entre el colectivo docente son las siguientes:
- Reducción de la ratio de alumnos en las aulas. ¿Menos alumnos en las clases equivale a un aumento de la calidad de las mismas? Yo pienso que no necesariamente. Es indudable que garantiza una mayor comodidad para los maestros que trabajan en ellas. Sin duda, favorece una atención más individualizada por parte del profesor. Pero también es muy posible que sigan impartiéndose lecciones magistrales en aulas con 15 alumnos, y realizándose exámenes puramente memorísticos con una evaluación homogénea para todos.
- Inversión en táblets para todos los alumnos: conozco varios colegios que han apostado por el uso de este dispositivo individualmente y se han limitado a sustituir el libro de texto en formato papel por el mismo uso en formato digital. ¿Acaso eso mejora la calidad de sus clases? En absoluto.
- Dotación tecnológica de las aulas: estamos en un caso similar al anterior. Si el uso que se va a hacer de la misma se limita a que el alumnado vea una serie de vídeos o presentaciones sin más, no podemos considerar que eso mejore en nada la calidad de nuestras clases.
- Aumento de recursos en personal de apoyo: es importante, no voy a negarlo. En la mayoría de las ocasiones nos vemos incapaces de atender adecuadamente a aquellos alumnos con mayores dificultades de aprendizaje. Y pensamos que si tuviéramos más horas de pedagogos o educadores a nuestra disposición, esos niños estarían mejor atendidos. En realidad, eso es cierto si nuestra metodología es "plana" y sigue basándose en la lección magistral. Afortunadamente, ahora conocemos muchas variantes que nos permiten individualizar los aprendizajes y salvar el escollo de la diversidad.

¿Quiero afirmar con ello que nada de lo anterior es importante? Evidentemente que lo es. Pero cuesta dinero. Un dinero que sale de los bolsillos de todos los contribuyentes, es decir de todos nosotros. ¿Estamos dispuestos a asumir que nos suban los impuestos para que se puedan implantar las medidas que se demandan? Lo dudo. Y no me planteo la posibilidad de que se reduzcan los sueldos de los políticos y otras cuestiones similares, por tratarse de algo irreal, aunque sería deseable.

Para terminar con mi reflexión, me gustaría compartir con vosotros qué es lo que entiendo yo por una educación de calidad:
- Una educación que prioriza la persona por encima de los conocimientos.
- Una educación que fomenta el aprendizaje activo por encima de la mera reproducción de datos.
- Una educación que utiliza diferentes metodologías
- Una educación que prepara a los alumnos para enfrentarse a las necesidades de la sociedad del siglo XXI
- Una educación que no prohíbe el uso de ningún artilugio tecnológico, sino que enseña a usarlo correctamente.
- Una educación que valora los logros de cada uno de los alumnos según sus capacidades y avances individuales, y no según un estándar prediseñado.
- Una educación que evalúa a sus alumnos por medio de diferentes herramientas y en diferentes momentos, y no se basa en un único examen escrito.
- Una educación que fomenta que los profesores se formen continuamente y actualicen sus conocimientos.
- Una educación que favorezca el compartir buenas prácticas y no enfrente a unos colectivos con otros.
- Una educación que enseñe a los alumnos a contrastar informaciones y formarse su propia opinión crítica sobre el mundo en el que viven.

Seguramente podría haber añadido varios puntos más, tanto en lo que respecta a las demandas como en lo que se refiere a qué es calidad en educación. Como suelo recomendar, usad los comentarios de este mismo blog para añadir todos aquellos aspectos que consideréis oportuno, incluso para criticar aquello con lo que no esteis de acuerdo. ¡Adelante con el debate!


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domingo, 13 de marzo de 2016

DEBER O NO DEBER: ESTA ES LA CUESTIÓN

                                                             * Procedencia de la imagen

Uno de los debates más recurrentes respecto al tema educativo en nuestro país en estos últimos tiempos es el de los deberes escolares. Os propongo un rápido y efectivo sencillo ejercicio. Se trata de realizar una búsqueda en google con las palabras clave "deberes escolares" (aunque podéis añadir cualquier otra relativa que queráis). Hay cientos de miles de artículos escritos al respecto. ¡Incluso podemos encontrarnos peticiones formales al ministerio de educación (vía la plataforma change.org) para solicitar que se prohíban por ley!

¿Qué está pasando en nuestro país? ¿Porqué esta mayoritaria corriente contraria a los deberes? Para intentar dar respuesta a esta cuestión, he preguntado tanto a profesores como a padres y madres de alumnos. No he interrogado a los propios alumnos, ya que su respuesta me parece más que evidente. En opinión de Juanjo Soriano, maestro de Primaria, "los deberes, sobre todo a cortas edades, deberían ser pocos o ninguno. En cualquier caso, tareas no diarias (2 veces por semana o algo así), que refuercen lo aprendido en clase, y siempre coordinando especialistas con tutores. También es importante, y mucho, el papel de las familias, no para que acompañen a sus hijos haciendo los deberes, o directamente para que los hagan ellos, sino para que supervisen. Los niños han de tener tiempo para jugar." Por su parte, Alejandro Barber, profesor de Secundaria afirma que "no manda deberes para casa. Las actividades las hacen en clase para poder ver quien entiende o no lo que están haciendo, puedo ayudar a los que no y controlo que todos trabajen. Intento inculcar hábitos de trabajo, ya que en casa tienen que estudiar para los exámenes." Y Carmen Frasquet, maestra también de Primaria piensa que "generalizar es una tontería. Por ejemplo, en un primero de primaria, o los padres apechugan y los niños ponen interés fuera de clases en los deberes o, como no vengan sobrados de infantil, pueden empezar a tener dificultades. Sin embargo, en inglés, como especialidad, mi experiencia es que siempre los hace a quien menos falta le hace hacerlos. Es una excusa para adelantar lo que del libro no puedes hacer en clase. En cambio, si hablamos del antiguo tercer ciclo, todo en clase es imposible si quieres que trabajen con cierta autonomía porque en las sesiones no da tiempo a mucho y más si son disruptivos y/o lentos. Es un recurso para no abusar en la especialidad e imprescindible en algunos niveles, no solo por adquirir los conocimientos más rápido, sino para crear hábitos."

Pasemos a los padres/madres. Éstas son algunas de las opiniones que he recogido:
Creo que el problema no son solo los deberes. Son los deberes, las extraescolares, y demás. Debido en la gran mayoría a que los padres trabajan hasta tarde, la gran mayoría de niños entre unas cosas y otras acaban a las tantas de hacer deberes. Y como es normal están cansados y les cuesta mas y parece que tengan una barbaridad. (Toni Soler)
A mi no me parece mal que tengan deberes, en una medida normal. Lo que no soporto son los trabajos en grupo, pienso que se deberían hacer en clase, ya que los niños deben divertirse con los deportes, tener clases particulares y demás, pero lo más difícil es juntarlos a todos para realizar el trabajo, ya que unos pueden otros no, y al final, hay follones. (Rosana Gosálbez)
- Pienso que a veces son excesivos. Muchas veces los chavales se desmotivan porque llegan a tal agobio que no pueden con todo. (Belén Juan)
Yo no entiendo el debate, creo que los deberes son buenos y necesarios como complemento a lo que se da en clase para reforzar el conocimiento. Los padres debemos ayudar más a los profesores para que estos hagan lo mejor que puedan su labor pedagógica. Reforzar la educación es fundamental, aprender es una necesidad. (Rafa Reig)
La obligación de hacer deberes en casa forma parte de una filosofía educativa que va en el camino de fomentar el trabajo, la responsabilidad y el esfuerzo que son los valores que deben fomentarse en las clases donde, a diferencia de lo que algunos dicen, de lo que se trata es de formar a futuros ciudadanos que sepan ganarse la vida por si mismos en mundo cada vez más competitivo. (José Luis Muñoz)
- Los niños deberían hacer las actividades en la escuela y traer a casa solamente lo que no terminen. Pienso que es mejor fomentar el hábito de estudio en casa, la lectura desde que son pequeños y progresivamente. Cuando la cantidad de deberes es desmesurada, los niños terminan hartos, cansados y desmotivados. ¡Y que decir de los padres! (Noelia Vañó)
- Pienso que deberían hacerlos en clase, entre otras cosas porque llega un momento en el que los padres ya no llegamos a ayudarles en determinadas asignaturas y determinados niveles. Una gran cantidad de deberes supone que no tengan apenas tiempo libre para ser lo que son: niños. (Javi Bernabeu)

Como podéis ver, hay opiniones en todos los sentidos, lo cual era previsible y natural, ya que de no ser así, el debate no existiría. Aunque sería muy interesante (valoraré la posibilidad de escribir otro post sobre ello) analizar las causas posibles que se han provocado esta problemática, no voy a hacerlo aquí para no alargar demasiado el texto. Prefiero centrarme en expresar mi propia opinión al respecto.

Dicho lo cual, empezaré por decir que coincido plenamente con la opinión expresada por Carmen Frasquet: generalizar no es posible. Creo que hay muchos factores a tener en cuenta. O sea, que ni siempre, ni nunca, ni a favor, ni en contra... Veamos algunos de estos componentes:

1.- Terminar en casa aquello que no se ha realizado en el colegio. También en este caso hay que analizar los motivos. ¿El alumno ha perdido el tiempo en el aula haciendo cosas que no debía? Si es así, tendría que llevárselo a casa. ¿No lo ha terminado nadie porque no han tenido tiempo? Entonces, hay que dejarles tiempo en la siguiente sesión para que lo hagan.

2.- Deberes sistemáticos. Hay muchos maestros que siguen teniendo la costumbre de mandar para casa tareas de forma diaria, ya que así pueden adelantar y terminar el libro de texto. Estoy absolutamente en contra de este hábito. Hay que perder el miedo a no terminar el libro de texto. Lo importante es la calidad de los aprendizajes, y mucha cantidad de deberes no garantiza esto.

3.- Periodos vacacionales. En principio, creo que se abusa mucho de los deberes en vacaciones, y esto supone un serio problema para las familias. Sin embargo, creo que también aquí se puede matizar. En los periodos vacacionales más breves (Navidades, Semana Santa...) yo, personalmente, no mando nunca deberes. Es tiempo para descansar y "cargar las pilas". ¿Y qué pasa con el verano? Es cierto que son muchos días los que tienen de vacaciones. Por tanto, aquellos alumnos que no han cumplido con sus responsabilidades a lo largo del curso, deben tener alguna consecuencia en forma de tareas a realizar obligatoriamente. Ahora bien, a quienes se han esforzado y han superado todas las asignaturas, solamente les suelo recomendar la realización de algunas tareas, tales como lecturas, ejercicios para recordar y repasar... Por supuesto, sin ninguna obligatoriedad.

4.- Visionado de vídeos, presentaciones o lecturas que sirvan para preparar la siguiente sesión. Aunque también estemos hablando de deberes, y por tanto, conllevan una obligación, estoy absolutamente a favor de la realización de estas tareas. La metodología del aula invertida implica, por parte del alumnado, tener que dedicar un tiempo en casa (no diario y no demasiado largo) para preparar lo que van a trabajar de manera práctica en clase. Creo que este cambio metodológico es bueno, no implica necesariamente la participación de las familias, y favorece un tipo de trabajo en el aula mucho más cooperativo y práctico.

Seguramente podríamos hablar de otras muchas circunstancias. ¿Se os ocurren algunas más? Ojalá este post propiciara un intercambio de opiniones rico y variado. Os animo a dejar vuestro comentario.

domingo, 6 de marzo de 2016

CRÓNICA DE UN REENCUENTRO ANUNCIADO


El propio título de este post, un guiño a la celebérrima novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, ya anticipa lo que fue este reencuentro: una jornada marcada por un claro matiz cultural. Los maestros somos así y no lo podemos evitar: supuramos cultura por todos los poros de nuestra piel.

El sábado, 5 de marzo de 2016, un grupo de compañeros de la escuela de Magisterio de la Universidad de Alicante (promoción 1999) nos reencontramos más de 15 años después de terminar nuestro periplo como estudiantes e iniciar nuestra carrera docente. El mercado central de la propia ciudad de Alicante fue el marco elegido para el momento más esperado por todos. Allí fuimos acudiendo puntualmente, saludándonos afablemente y con grandes expectativas con respecto a lo que nos esperaba. Un par de botellines de agua mineral (sin gas) fueron la bebida elegida para recibir a los compañeros. No podía ser de otra forma. Los maestros somos coherentes con lo que promulgamos en nuestras tutorías, a sabiendas que somos un ejemplo para todos nuestros alumnos.

A partir de ahí nos reunimos en un humilde restaurante, acorde con nuestro modo de ser, donde, mientras degustábamos un aperitivo frugal, compartíamos anécdotas y recuerdos de nuestro paso por la facultad. Grandes momentos juntos, situaciones divertidas y otras que no lo fueron tanto en su momento (¡ese tallarín, que se mueve por aquí...!). Todo ello siempre regado por unas buenas botellas de agua mineral (sin gas), ya que nadie quería que su mente se viera nublada por bebidas poco apropiadas para nuestro rango y prestigio. Recordamos algunas de las muchas y muy útiles asignaturas que habíamos estudiado en nuestra carrera: teorías e instituciones contemporáneas de la educación, matemáticas y su didáctica, música, plástica, didáctica general... ¡Qué sería de nosotros sin todo lo que aprendimos en aquellas aulas! Y, de paso, también recordamos a muchos de los excelentes profesionales de la docencia universitaria con los que tuvimos la suerte de aprender. No voy a nombrarles aquí por que considero que soy digno ni siquiera de ello. En todo caso, y por encima de todos ellos, destacábamos a nuestra excelente profesora de inglés comunicativo, sus cigarillos mentolados, sus equilibrios imposibles para aguantar la ceniza y que no cayera al suelo, sus exámenes perfectamente preparados, su "pasión" por nuestro compañero Paco Alzamora... (oh, my darling, oh my darling Clementine...). También disfrutamos mucho recordando otros momentos memorables como los vividos con nuestro profesor de sociología y sus apuntes encontrados en la mismísima Atapuerca. ¡Qué recuerdos! ¡Qué nostalgia!

La jornada siguió con la visita a diversas instituciones referentes de la cultura de la capital alicantina. Tuvimos ocasión de lucir también nuestras dotes artísticas, ya que los maestros, como personas polifacéticas, también somos excelentes bailarines (unos mejores que otros, bien es cierto). Que gran momento el vivido cuando entramos a uno de esos templos de la cultura provincial y el encargado de la animación cultural (también llamado DJ en jerga popular) decidió cambiar la música disco con la que amenizaba la tarde para poner algo que consideraba más apropiado con nuestra experiencia en la vida:

Fue una gran alegría reencontranos los que pudimos hacerlo. Pero también es justo confesar que echamos mucho de menos a otros tantos que, por motivos personales, no pudieron hacerlo: Juanjo, Elvira, Alicia, Natalia, Camino (y otros muchos, pero no los puedo nombrar a todos). Por ellos, y por las maravillosas horas que pasamos juntos, acordamos que ésta no tenía que ser la última vez. Que ha merecido la pena y que lo tenemos que repetir. En otro sitio, tal vez. En otro año, por supuesto. Sea donde sea, y cuando pueda ser, pero lo tenemos que repetir.

No quiero terminar este post sin agradeceros a todos el haber hecho posible una tarde que recordaré durante mucho tiempo. GRACIAS, COMPAÑEROS. Disfruté mucho, fue muy divertido y reconfortante ver qué bien pasa el tiempo por todos vosotros. Seguiremos en contacto, porque tengo la esperanza que lo de este sábado pasado fuera el comienzo de algo que perdurará muchas años.

PD: Espero vuestros comentarios en este mismo artículo, pero, sobre todo, el de ELENA POVEDA.