martes, 31 de enero de 2017

HABILIDADES FUNDAMENTALES DE UN DOCENTE DEL SIGLO XXI (1): TRABAJO EN EQUIPO

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Los maestros de hoy  no son como los de ayer. Esa es una verdad incuestionable, aunque todavía hay gente que no se ha dado cuenta de ello. Nuestro rol poco a poco ha ido cambiando. Y, ¿qué decir del estatus social del maestro? 

Todo esto comporta, inevitablemente, que todo docente actual necesite demostrar día a día una serie de habilidades fundamentales para realizar su trabajo con eficacia. A través de una serie de entradas periódicas en este blog voy a tratar de recopilar aquellas que yo considero imprescindibles, acompañado, por supuesto, de un razonamiento acerca de porqué lo creo así. Una aclaración previa que considero importante: el orden de aparición no implica orden de importancia. Empezamos.

1.- TRABAJO EN EQUIPO:
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Aquello de que "cada maestrillo tiene su librillo" pasó a la historia hace tiempo. Indudablemente, cada docente tiene su propia personalidad, un estilo característico y un sello propio. Eso no es malo, sino todo lo contrario. Pero hoy en día no se puede trabajar solo, hay que desterrar los individualismos para potenciar equipos de trabajo. Y no todo el mundo sabe integrarse en un equipo...

Trabajar en equipo implica una serie de habilidades: empatía, escucha, diálogo, altruismo, generosidad... Para que el equipo funcione bien, todos tienen que aportar, y gran parte de nuestro trabajo se basa en este tipo de dinámicas. Actualmente, trabajamos en equipo en tres niveles distintos:

a) Con los compañeros del claustro: trabajo por nivel, por ciclos, etapa, coordinación con especialistas. Lo que nosotros hacemos individualmente, afecta al trabajo de nuestros compañeros y viceversa. No se puede ir por libre.

b) Con nuestros alumnos: nuestro papel en el aula está cambiando. De puros transmisores de conocimiento, estamos pasando a ser orientadores de aprendizaje. Y ello requiere un cambio de mentalidad urgente y dar paso a dinámicas de trabajo en las que prima la cooperación.

c) Con otros docentes del mundo: el "conectivismo" no es un paradigma teórico y ya está. Es muy real y ha venido para quedarse. Aprendemos en red. Compartimos experiencias.

¿Sois buenos trabajadores en equipo? Reflexionad sobre ello y pensad en qué podéis mejorar. En la medida en que todos y cada uno de nosotros lo haga, también veremos cómo se optimizan los tiempos, mejora el ambiente y obtenemos resultados increíbles (como el que podemos ver en el siguiente vídeo):



PD: Ésta resulta una habilidad fundamental no solo para los docentes. Se me ocurren muchos otros ámbitos en los que es imprescindible...



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jueves, 26 de enero de 2017

EL DESAHOGO (RESPUESTA A EVA MARÍA ROMERO VALDERAS)

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Estimada compañera:

Estos días la prensa escrita se ha hecho eco de unas palabras tuyas, que las redes sociales han convertido en viral,  en las que "estallabas", criticando diferentes situaciones que vives y sufres como docente. He podido leer este artículo en, prácticamente, todos los foros que sigo, acompañado generalmente de comentarios de apoyo, vítores y alabanzas a tu valentía y arrojo. A mí, personalmente, no me ha gustado.

Estimada Eva María (permíteme que te tutee, aunque no te conozca personalmente). Ahora ya te has desahogado. Muy bien. Espero que te encuentres mejor. Y, después de eso, ¿qué? ¿Has conseguido que cambie algo? Sinceramente, lo dudo. Yo también soy maestro, en mi caso de educación Primaria, y también llevo ya 17 años en activo en la docencia. También convivo con las mismas situaciones que tú narras. Y, lo confieso, también en ocasiones me desespero y me siento tentado a dejarlo todo y dedicarme a otra cosa. Pero, después del "calentón", me doy cuenta de que la docencia es mi vocación y que, a pesar de todo, disfruto muchísimo con mi profesión. 

Apreciada Eva María, como ya he comentado antes, tu intervención me parece un buen desahogo. Pero... ¿dónde están las propuestas para cambiar la situación? ¿Dónde hay un análisis del contexto social? ¿Dónde has hecho autocrítica? O no aparece en los artículos de prensa que recogen tu intervención o, directamente, no lo has hecho en ninguna parte. Y, para mí, eso resta valor a tu discurso.

Supongo que ya te habrás dado cuenta después de tantos años de ejercer la profesión, pero, querida Eva María, la sociedad de hoy no es igual a aquella en la que crecimos nosotros. Todo ha cambiado: los medios, los valores, las prioridades, los recursos... Sin embargo, la escuela sigue empeñada en ofrecer un modelo similar al de antaño. Y no hace falta remontarnos demasiado en el tiempo. Estoy seguro de que, si miras atrás, te darás cuenta de que las cosas han cambiado mucho en los 19 años que llevas trabajando. El cambio es necesario. Para bien o para mal, no podemos seguir usando las mismas metodologías que cuando comenzamos a trabajar. Permíteme el símil con la teoría de la evolución de Darwin: o nos adaptamos o morimos en el intento.

Respetada Eva María: no pretendo juzgarte por lo que he leído en la prensa. Estoy convencido de que eres una profesora estupenda. De tus palabras se desprende que te motiva tu trabajo, que eres inquieta y estás en formación continua. No te desanimes ni decaigas. Sabemos que nuestro trabajo no es sencillo. Seguro que coincides conmigo en señalar la resiliencia* como una de las habilidades fundamentales de un docente del siglo XXI. No caigas en uno de los mayores defectos de la gente en este país: la crítica destructiva. Ojalá el fenómeno viral en el que se ha convertido tu discurso sirva para cambiar algo, pero permíteme que lo dude. En ese caso, estaré atento a tu próxima intervención, porque, como buena profesora, seguro que aporta, esta vez sí, soluciones e ideas, en vez de quejas y lamentos.

Un fuerte abrazo, compañera.

* Capacidad que tiene una persona de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro.

PD: no espero que Eva María lea esta entrada, y muchísimo menos, no es mi intención iniciar una discusión con ella. Tampoco espero que mi "respuesta" tenga muchas lecturas, ni que tenga el mismo alcance que el discurso que la origina. Se trata, simplemente, de una reflexión personal motivada por la lectura de sus palabras. Sin más.


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